La violencia vicaria, empleada por la psicóloga argentina Sonia Vaccaro hace una década, se manifiesta cuando el agresor utiliza a terceras personas, principalmente los hijos, para ejercer control y causar daño a la mujer.
Este tipo de agresión, considerada una forma extrema de violencia machista, se manifiesta desde amenazas sutiles hasta actos extremos, llegando incluso al asesinato de los menores. La manipulación emocional y psicológica de los hijos se convierte en un factor para perpetuar el sufrimiento de las madres.
La psicóloga empezó a determinar este término cundo reconoció una serie de conductas, en la que los padres amenazaban a las madres con un «ya verás lo que te pasa» y aprovechaban el régimen de visitas para hacer daño a los hijos.
«Es necesario que no se disocie el delito de violencia de género y violencia vicaria, que si un individuo es violento no va a dejar de serlo por los hijos ni con los hijos. Si es violento, se lo condenó y se vio su peligrosidad. Por eso, tenemos que entender que lo seguirá siendo con cualquier persona, incluidos, lamentablemente, sus hijos», aseguró la doctora.
La psicóloga afirma que los casos de violencia vicaria, especialmente en los que se utiliza a los hijos e hijas, aumentaron en los últimos diez años y eso coincide con el desarrollo de «todo el corpus jurídico de los países occidentales para proteger a la mujer de la violencia de los hombres maltratadores o de la violencia de género».
También, explica que este comportamiento comenzó a medida que el hombre dejó de tener acceso a la mujer para ejercer poder, control y maltrato sobre ella. De este modo, fue utilizando a los hijos, porque era a quienes sí veía.
Por otra parte, Vaccaro confesó que la violencia vicaria también está muy unida con el falso síndrome de alineación parental, una teoría que sostiene que las madres manipulan a los hijos en contra de los padres en casos de violencia y que se usa en los juicios de familia para quitarles las custodias.
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