LA HISTORIA DEL «TEAM PODESTÁ»
Valentina Podestá, quien obtuvo la medalla de oro en trampolín individual femenino – Cat 17-21 años en la SCALABISCUP de Santarem, Portugal, habló en el «Tanke de Búnker» acerca de este logro y más. También, en la charla estuvo Juan Podestá, padre y entrenador. Vienen de Ituzaingó, actualmente están en España, y representaron a Argentina en el torneo.
Juan, narró cómo llegó la familia a lo internacional en el deporte: «La historia comienza en 2012, cuando Delfina clasifica al primer Panamericano, que se hace en México, en Querétaro. Ella fue la punta de lanza, logra la medalla de plata en la categoría 11-12. Un batacazo absoluto, porque había ido de reserva de Selección Argentina. Después, compite en el Mundial de Bulgaria 2013. Luego se suma Valen, en el Mundial de Estados Unidos 2014, habíamos ido con una preparación muy mala. Contactamos a una familia rusa, en aquel país, tenían un gimnasio y nos ayudaron. En Argentina no tenía los medios para preparar a una gimnasta a nivel internacional. Me fui dos semanas antes del Mundial a prepararlas. No fue muy bien».
«En 2015, Valentina entra a su primera final del mundo, en Dinamarca, pueden ver las fotos en Facebook, donde Valentina entra con las mejores cuatro en la categoría 11-12. A partir de ahí, comienza su ascenso a nivel internacional. Gana la copa del mundo en Valladolid, ahí conocimos esta ciudad que nos trajo tantas oportunidades, tanto de entrenamiento como de vida», agregó.
Valentina, de 18 años, y quien apunta a los Juego Olímpicos de París 2024, señaló el Mundial de Azerbaiyán como el objetivo más próximo: «Para noviembre, esperamos llegar ahí en las mejores condiciones. Reencontrarme con las que vi en 2014, al final siempre son las mismas caras y ves como van avanzando mutuamente. Vamos a comprar el nivel, lo que hay que mejorar. Justo ahora estamos comparando las notas de este último torneo. En 2016, por una lesión, tuve que bajar la dificultad en este torneo y se dio la casualidad que hice la misma rutina. Pude ver que en 2016, con la misma rutina, tuve 46 puntos, y en este logré el récord personal con 50».
«Uno de los sacrificios más grandes, en mi caso, fue dejar el colegio», enfatizó la gimnasta. «Cuando vinimos acá, tuve que ir a un colegio por Internet, a la distancia. Fue cambiar totalmente la forma de estudiar. El otro sacrificio fue dejar la familia, aunque con mi papá y mi hermana, mi mamá está en Argentina y con el coronavirus se hace difícil reencontrarse», añadió.
«Después de 30 años de oficio como profesor de educación física, tuve que ponerme a las dos niñas bajo el brazo y cruzar el charco, y hacerme conocer nuevamente como docente. Acá soy preparador físico, empecé a trabajar en el padel, acá hay un grupo de argentinos que desarrolló el deporte a nivel profesional y me dieron la oportunidad. Fue un volver a empezar a los 50 años, con muchas preguntas», completó su padre.
Juan Podestá, describió como es Arroyo de la Encomienda, lugar que hoy es su hogar: «Es muy tranquilo, es un pueblo en las afueras de Valladolid, que tiene 20 mil habitantes. Me sobra mucho tiempo, no viajo en el Sarmiento (dijo entre risas). No somos de las familias que venimos a España a buscar un progreso económico, no tuvimos demasiados problemas por las giras para competir, gracias al Intendente Descalzo».
Continuando en lo deportivo, recordó que en un principio era todo alegría cuando su entorno, hasta en sus lugares de trabajo, se enteraban que iban a competir al exterior. Sin embargo, después aclaró que llegaron las dificultades: «Me miraba torcido la madre de mis hijas, mi pareja, el director y el municipio. Cuando volvía, tenía menos alumnos, más problemas. Mis hijas se mantenían en un buen nivel, pero mi vida personal y laboral se caía a pedazos. Tuve que vender el auto y la casa».
Luego de 18 meses sin competir, la joven obtuvo un título en Portugal: «La motivación siempre estaba, lo único que había tenido muy buenos años antes de la pandemia. Mi pregunta era si seguía teniendo el toque, por así decirlo, de que me subía al trampolín y podía terminar mis rutinas. Había empezado este año, con algunas competencias virtuales, donde no me puse nerviosa, pude hacerlas bien con algunos controles. Pero justo con la primera competencia oficial, había entrenado mucho, y justo una semana antes me lastimé los dos tobillos y estuve cinco días sin saltar. Llegué a Portugal como si no hubiera competido en 2019. Perdí toda la confianza. Pero por suerte mejoré, sobre todo en la parte sentimental».
«Uno de mis objetivos es ir a los Juegos Olímpicos. Pero también en el otro aparato, que es el doble mini tramp, donde logré las tres finales mundiales, ese es otro. El juego mundial, equivale a los Juegos Olímpicos, participar sería un sueño. Otro más cercano, finalizar bien la final, tuve esas tres finales mundiales pero estuve nerviosa y no pude cerrar bien la competencia y me quedé a un punto de la medalla. Espero ser más fuerte este año y traer la medalla a casa», finalizó.





