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«NOS CANSAMOS DE DECIR QUE ESTOS PROTOCOLOS NO IBAN A FUNCIONAR EN LAS ESCUELAS»

El Presidente Alberto Fernández anunció nuevas medidas hasta el 21 de mayo, pero a pesar de eso, continúa la disputa por las clases presenciales y que niveles deben tenerla. Mientras sigue esta discusión, en las últimas horas falleció una docente del nivel inicial en CABA por causa del Covid. Mariana Scayola, Secretaria General de Ademys (Asociación docente de la Ciudad de Buenos Aires), habló en el programa el Tanke de Búnker sobre este tema.

Scayola, ontó acerca de la maestra fallecida y la situación de quienes trabajan en la educación: «Tuvimos la triste noticia el jueves, una compañera del nivel inicial, una maestra jardinera que ha fallecido por Covid, ya estaba internada hace un tiempo. Es un poco la situación que estamos viviendo en la Ciudad de Buenos Aires, donde ya hay docentes y auxiliares fallecidos, compañeros que están internados y graves».

«Se pueden discutir protocolos, de ahí podemos ver, nosotros teníamos muchas observaciones sobre los protocolos de febrero en el inicio de las clases. Algunas tenían que ver con el uso de transporte público, las cuestiones que resultan impracticables en la escuela, sino se generan inversiones para acompañarlo. Así que hoy, efectivamente por la situación sanitaria, la discusión es el pase a la virtualidad y que se garanticen los equipos y la conectividad para los estudiantes», explicó.

Sobre la falta de cuidados, en ocasiones los padres deciden que sus hijos asistan a la escuela a pesar de algún de síntoma, dijo: «A veces se minimiza. Se dice que es una fiebre, malestar, y no se hace la alerta correspondiente. Lo fundamental tiene que ver con lo difícil de cumplir los protocolos. En los más chiquitos, porque son chicos y tienden a sociabilizar y compartir. La mayoría de los que estudian en secundaria viajan en transporte público, solos. En primaria es llamativo el crecimiento de 0 a 10 años, consideramos que tiene que ver con la presencialidad porque las plazas estaban completas entre enero y febrero. Hoy podemos ver que esa franja está creciendo mucho, lo único que cambió es que están yendo a la escuela. Por más protocolos que haya, va a ser difícil que, todo lo que rodea a la escuela, no tenga impacto».

«Hay algunas cuestiones. Por un lado, el uso del transporte público, en la Ciudad de Buenos Aires hay una flota de micros que traslada a chicos para natación y demás, se podría haber puesto a disposición para que los chicos no se trasladen junto a otros trabajadores. Se podía hacer, pero se necesitaba inversión. Lo otro, reducir la cantidad de chicos por aula, sobre todo en las aulas más chicas. Por más que estén en un patio grande, si son veinte con una maestra, es difícil controlar. Aumentar la cantidad de docentes podría haber aplacado esto, ni hablar de garantizar las reformas que hacían falta, hay escuelas que no tienen la ventilación adecuada», agregó.

«Nos cansamos de decir que estos protocolos no iban a funcionar en la escuela, no fuimos escuchados. Ahora, estamos viendo los resultados y no nos queda otra que tomar medidas más drásticas», aseguró.

La secretaria de Ademys, contó como es un día del docente: «Como tengo sexto y séptimo, tengo cuatro burbujas, entre las que voy rotando. Además, tengo tres hijos en etapas distintas, horarios y organizaciones diferentes. A su vez, participan en sus propias burbujas.

Además, añadió: «Con este grado de circulación, es difícil controlar donde hay un contagio. La presencialidad no era completa donde estaba, pero si había contagios de debían cerrar las burbujas. Hay escuelas que terminan con dos burbujas de diez alumnos, en una escuela de 300. Los últimos treinta días, con los aumentos en los contagios, la situación se volvió inmanejable».

Para concluir, dijo: «Como dirigente sindical, veía que este panorama iba hacia eso, así que lo vimos con mucha preocupación desde el inicio. Las maestras en general, tienen ganas de volver a la presencialidad porque la virtualidad para nosotros es muy difícil, para los que tenemos nuestras tareas en casa. Había una esperanza por parte de las maestras de decir, hacemos esto y nos cuidamos, eso estuvo. A medida que la situación se fue agravando, se hizo un pedido masivo de que ya no se podía más».

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