LA HISTORIA DE UN MERLENSE QUE ESTÁ A PUNTO DE GANARLE AL CORONAVIRUS

Federico Artaza, es paramédico y se contagio de COVID-19 hace casi un mes. Desde ese momento está aislado en un consultorio del Hospital Héroes de Malvinas. Le cuenta a «El Círculo» en exclusiva, como es vivir con el virus y alejado de su familia mientras espera el alta.

Hace casi un mes, la vida de Federico Artaza cambió por completo. Estaba en el patio de su casa, viviendo uno de los momentos más felices de su vida: su hija Elena, de un año y dos meses estaba empezando a dar sus primeros pasos. Pero en una de esas situaciones agridulces que da la vida, le sonó el teléfono. Era el médico compañero de trabajo, con quien había estado hacía pocas horas. La voz del otro lado del celular le contaba que se había hecho el análisis y el hisopado le había dado Covid positivo, y que era muy probable que él también lo tuviera, ya que trabajaron juntos los últimos días. Desde allí su vida no sería la misma.

Federico es padre de tres nenas. Tiene dos hijas (Luana y Sofía) de un matrimonio anterior, a las que no ve hace un mes y medio. A su hija y a su actual mujer, María Belén, las dejó de ver hace casi un mes, cuando decidió primero aislarse de motus propio para luego, una vez confirmado el virus, ser llevado al Hospital Héroes de Malvinas, donde el corazón es grande, enorme según cuenta Federico, pero  su lugar es un consultorio de 3 x 2 metros con baño, de donde no puede salir.

El protagonista de esta historia, le contó a «El Círculo», como fue el momento del contagio: «Fue el martes 24 de Marzo, yo trabajo en un sistema de emergencias privado, ese día tuve 12 horas de guardia con un médico que era portador y no lo sabía», Fede y el médico compartieron mate, y estuvieron juntos todo el tiempo en pocos metros. Artaza detalló como fueron los síntomas: «el 25 de Marzo me despierto a las 6 de la mañana, y noto que me sentía bastante mal. Me tomo la temperatura y tenía 37,6. Pero además me preocupaba la cefalea que tenía que era muy intensa, dolor de cuerpo y un malestar general. No eran los síntomas de una gripe común», explicó.

El momento en que su médico compañero lo llamó para decirle que era positivo fue un golpe duro: «mi mujer se dio cuenta que algo no andaba bien, y cuando vino a preguntarme que me pasaba, solo me salía decirle alejate, alejate de mi, fueron unos minutos donde entre en un shock, sabiendo que había compartido con mi familia ese día, hasta que pude comentarle lo que pasaba», relata.

La atención fue veloz, Federico se hizo el hisopado con el servicio municipal de urgencias y aguardó los resultados aislado en un cuarto de su casa. Cuando se supo que era positivo, un móvil preparado especialmente para este tipo de urgencias lo traslado al Hospital Héroes de Malvinas.

Tanto la mujer de Federico como la hija que vive con él no se contagiaron, y no tuvieron ningún síntoma.

Su vida ahora transcurre en el Hospital, donde está muy bien atendido: «El equipo del Héroes de Malvinas es excelente, siempre están atentos por si necesito algo, las enfermeras son extraordinarias, me siento mimado, un trato muy humano», cuenta.

Para Federico la vida ha cambiado, y este momento le deja enseñanzas: «primero, no hay enemigos chicos. Yo creía que hacía todo para protegerme meticulosamente, y me contagié en una guardia. Después tenga ganas de salir y ayudar, porque me nace en un momento así estar en la calle ayudando desde donde uno puede. Y valorar mucho a la familia. A veces uno no toma la dimensión hasta que pasa algo así. Mi hija Luana me dijo hace unos días por videollamada que quería unos patines nuevos. Yo le dije que cuando salga se los iba a comprar. El otro día la vuelvo a llamar y me dice «Pa, ya no quiero los patines, solo que me vengas a buscar«, en ese momento entré en llanto», se emociona.

Por último dejó una reflexión acerca de «El Tiempo», un concepto que seguramente va a cambiar a partir de ahora: «esto nos deja una enseñanza enorme, que el tiempo no vuelve atrás, lo veo en el crecimiento de mis hijas, y que a veces hay cosas que pueden esperar y uno tiene que tomarse siempre el tiempo para estar con la familia que es en definitiva lo más importante». Falta poco, en cuanto llegue el próximo análisis hay un 90% de posibilidades que Federico sea dado de alta y esta historia quede atrás, pero dejándole enseñanzas imborrables.

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