VIRGINIA GARÓFALO, LA MERLENSE QUE LA ROMPE EN “CUANDO ACECHA LA MALDAD”

Sin dudas que una de las grandes películas nacionales de este último tiempo fue “Cuando acecha la maldad”. Estrenada en nuestro país hace poco más de un mes, el filme de Demian Rugna es un sensacional éxito a lo largo y el ancho de la República Argentina. Una de las protagonistas es Virginia Garófalo, nacida en Merlo, no se quedó callada y habló de todo.

– ¿Qué se siente que “Cuando acecha la maldad” tenga semejante éxito?

– «Es una emoción total. Me llegan un montón de mensajes, tiene una gran repercusión. Desde Jujuy hasta Ushuaia fue estrenada la película y llegó a su quinta semana de cartelera, algo inédito para nuestro cine. Todos se suman al fervor de sentirlo propio: que se proyecte en tantos lados, que gane premios y se transforme en un hito histórico, por haber ganado el premio Sitges; nosotros fuimos los primeros en toda América Latina en hacerlo».

– El premio Sitges es uno de los más prestigiados en el cine fantástico: ¿qué se sintió poder ganarlo?

– «Cuando fue la premiación estaba en Buenos Aires. Fue el director, Demian Rugna, junto a Ezequiel Rodríguez, que es el protagonista, y yo me quedé acá. Lo estaba viendo en un vivo y cuando conseguimos el premio, empecé a saltar y gritar. No nos imaginábamos tremendo premio y quedar como legado para la Argentina en una película de género».

– El éxito de la película no se dio primero en la Argentina, sino que en Estados Unidos…

– «Nuestra película fue estrenada en 800 salas en Estados Unidos, algo que no es habitual por la industria de Hollywood que tienen. Además, pasaron cosas asombrosas: James Cameron, director de Titanic, fue a ver nuestra película. Puedo decir que él vino a verme, a Virginia Garófalo y Merlense, je. Inclusive el director se quedó para realizar preguntas y participar del debate con el director, lo que demuestra un interés muy grande por su parte».

– ¿Qué es lo que más te conmueve de la popularidad de la película?

– «Lo que más nos conmueve es ver el motus propio del público para que la gente vaya a verla al cine: es una experiencia única, que no se compara con verla pirateada o en una plataforma, por más que en Estados Unidos esté en una. Lo increíble es que el público estadounidense invitaba a verla en el cine: mediante redes sociales, el boca en boca y demás métodos. Eso fue impresionante y esperábamos que sucediera lo mismo en nuestro país».

– También es cierto que nuestro cine muchas veces fue bastardeado…

– «Hay algo instaurado en nuestra cultura: tirar a menos nuestro cine. Nuestra industria nacional está creciendo con el esfuerzo nuestro, muy a pulmón o con el cine independiente. Eso es lo que se celebra: que nuestro filme tenga una gran magnitud de reconocimiento, pero con personas de diferentes edades y clases. Todos terminan atravesados por la película. Eso es genial: que te pueda emocionar, que te asuste y te vayas a tu casa asustado, no suele pasar».

El salto de Demian Rugna como director en Cuando acecha la maldad

– Demian Rugna ya se había lucido con “Aterrados” en el 2017. Pero, con “Cuando acecha la maldad”, ¿subió la vara para el cine de género en nuestro país?

– «Demian Rugna subió la vara para lo que es el cine de género, porque es una buena película. Yo soy re crítica de proyectos que hago, pero tres veces: en la primera estaba en el festival de Mar del Plata, que es un honor para nosotros presentarla ahí. Estaba re emocionada, porque vino una amiga mía con la que hice el secundario y el primario. Y, porque vive allá, fue a verla conmigo, lo que aumentó aún más mi emoción. Y en ese festival, a la hora, las tres funciones se habían agotado. Después tuve el placer de que, en el Cinépolis de Merlo, se proyectara en una de las salas más grandes y se llene».

– Además, puede ser difícil hacer una buena película de terror en nuestro país.

– «Cuando leí el guión de Cuando acecha la maldad me dio miedo desde el minuto uno. Demian Rugna es alguien que trabaja, en sus distintas películas, con un abanico muy grande. Sabe muy bien qué quiere hacer. Pero, por sobre todas las cosas, tiene un corazón inmenso. Por eso, esta película, además del talento en todas las áreas que te puedas imaginar, fue muy hermoso poder formar parte. Para mí fue todo muy fabuloso».

– No paran de llenar salas, en un contexto atravesado por las plataformas…

– «Es una gran celebración ver las salas llenas. Que la gente vuelva a la presencialidad, en un mundo donde las redes y las plataformas tienen una gran influencia. No hay nada como ver algo desde presencialmente. Porque está el disfrute de ir acompañado al cine. Nos volvemos a reunir y no perdemos esa esencia. Se volvió el amor al cine».

– ¿Cuál es la característica principal que tiene la película para tener semejante éxito?

– «Cuando acecha la maldad fue siempre al hueso. Está anclado en algo argentino, pero contado plenamente. Creo que eso es algo distintivo, y es algo que la gente lo celebra. Las actuaciones son crudas, son reales. En ese sentido, todo es bien argentino».

La participación de Virginia Garófalo en Cuando acecha la maldad

– ¿Cómo calificás tu participación en la Cuando acecha la maldad?

– «Hubo un grupo humano muy lindo. Cuando algo se hace con amor, se nota y mucho. De esa forma, todo circula y llega genuinamente. En el primer ensayo, junto a Ezequiel Rodríguez, que es un gran compañero, jugamos con las escenas que son muy arriesgadas. Es más, me fracturé un dedo, tuve que saltar de un balcón real, con un ojo tapado y con un muñeco en las manos. Después de ese rodaje fui otra persona. En ese momento, nos dimos cuenta que lo que estábamos haciendo era muy potente».

– ¿Por eso la alegría de que «Cuando acecha la maldad» sea la segunda película del país?

– «No es casualidad que sea la segunda película más vista en Argentina. Y somos cine nacional, cine que sale de a pulmón. ¿Cómo no vamos a celebrar? ¿Cómo no nos va a emocionar que en cada rincón que vieron la película les pase lo mismo? Eso es hermoso».

– Para aquellos que no vieron la película: ¿Quién es sabrina?

– «Es la exesposa de Pedro. Yo estoy en pareja junto al actor Federico Liz, y tenemos una convivencia ensamblada, donde yo tengo dos hijos con Pedro y con él tengo una hija. Con mi exmarido tuvimos una relación conflictiva y él, en su afán de resolver el problema del encarnado, viene a visitarme, cuando no podía hacer eso. Ahí hay una gran pelea, un gran dramatismo, donde Sabrina saca toda la leona que lleva dentro. Pero todo está atravesado por todos los conflictos del terror».

– Justamente, el conflicto es presentado desde el primer minuto…

–  «El conflicto de la película es lanzado desde el comienzo: en el principio ya te tiran el conflicto, ya estás enchastrado de sangre y vos tratás de entender cómo resuelven el problema, qué es un encarnado. Y en su afán de tratar de resolver las dificultades, todo empeora aún más. Los conflictos de los personajes se muestran cada vez más, influenciado por el encarnado, y con una gran analogía con nuestro presente político, porque estamos todos aterrados».

La sensación de participar en un casting por primera vez

– ¿Cómo es participar de un casting?

– «En este caso, me convoca Pablo Lapadula, que es actor y director de casting. Me quiso hacer uno remoto, en un momento donde yo estaba con muchas cosas. Además, también me llamaron para otra prueba en una sitcom en Disney. Me insistieron mucho para que haga el casting, porque no tenía la mejor cámara del celular, donde pensé en no hacerlo. Pero lo intenté igual y lo mejor para el resto de los actores es que prueben igual, por más que no estés en las mejores condiciones».

– ¿Cuál es la clave para dar tus primeros pasos en la actuación?

– «La autogestión es fundamental. Si hay algo que caracteriza al actor es prepararse para el no. Vos haces muchos casting y, por más que seas un gran actor o actriz, te pueden llamar para uno solo. Juega mucho el azar o el criterio hiper subjetivo del director. Eso es muy doloroso. Es importante que haya tanta insistencia. También sucede en universidades: hay un filtro, donde no podés entrar y gente muy talentosa se queda afuera». 

– ¿Siempre quisiste ser actriz?

– «Yo cuando actuaba lo hacía de hobbie. Yo vivía en Padua, tomaba el tren para ir al San Martín y empecé mi primer taller. Pero lo tomaba como eso: un hobbie. Mientras tanto, comencé a cursar el CBC de Psicología en Merlo. Todos me veían de esa forma, menos yo. En un momento, mi psicóloga me dijo que probara con la actuación. Me di cuenta que había una universidad pública y eso fue fabuloso. Por eso, siempre agradezco a la formación, porque no podía ir a un taller súper caro. Pero, por más que no te puedas pagar un taller, podés buscar la forma de aprender».

Gallardo destaca la participación de Merlo en la cultura local

– También participaste del primer festival de teatro en Merlo: ¿qué se sintió ser parte?

– «Este es un año muy gratificante para mí. Pude formar parte en el primer festival de teatro de Merlo, que fue muy extraordinario. Fue un gran orgullo para mí, siendo merlense, poder decir que en mí Municipio se dan clases magistrales. Tener artistas de primer nivel como Érica Rivas o Julieta Zylberberg. Todo fue con entrada libre y gratuita, pero con todas las salas llenas. En la hora a la que vengas ibas a tener algo muy lindo y bueno por hacer».

– Justamente, el Municipio apunta a fomentar la cultura local…

– «Que se banque tanto la cultura es hermoso. Tener el Polo Audiovisual, que está centrado en el cine. Sumado a todos los talleres, los museos, centros culturales, los festivales que se hacen en las plazas. Todo demuestra una necesidad de que la cultura esté atravesada por los vecinos. Tenemos que dar un gran apoyo cultural, hablando como sociedad».

– Por último, ¿qué te parece que se fomenten este tipo de políticas?

– «Es muy costoso poder hacer carreras como las nuestras. Por eso, que se apoye con políticas es imprescindible. Es algo muy gratificante todo. No tengo más que palabras de agradecimiento a la gestión de Gustavo Menéndez, y de todos los que trabajan en la secretaría, porque es maravilloso: no hay un artista que no reconozca el trabajo hecho. Ojalá que se sigan abriendo más talleres: ya no solo de teatro, sino de cualquier tipo de rubro».